¡Woooww! ¡Ahhhhh! ¡Quiero más! Eso es lo primero que espeté al viento en cuanto solté el manillar en La Massana, lleno de barro y con la adrenalina por las nubes. Primer descenso en BTT superado, a pesar de acojonarme en la primera curva. Mira que soy de un pueblo lleno de bicivoladores, pero nunca me he puesto en faena más allá de ver a amigos bajar a toda pastilla por el monte o hacer de control en los campeonatos tocando el silbato. La verdad es que quiero volver a bajar por ahí.