¡Woooww! ¡Ahhhhh! ¡Quiero más! Eso es lo primero que espeté al viento en cuanto solté el manillar en La Massana, lleno de barro y con la adrenalina por las nubes. Primer descenso en BTT superado, a pesar de acojonarme en la primera curva. Mira que soy de un pueblo lleno de bicivoladores, pero nunca me he puesto en faena más allá de ver a amigos bajar a toda pastilla por el monte o hacer de control en los campeonatos tocando el silbato. La verdad es que quiero volver a bajar por ahí.
Uno de los tantos aspectos que me sorprendieron cuando aterricé en Catalunya fue una costumbre que muchos catalanes han adquirido desde bien pequeñitos: frecuentar Andorra. La mayoría de ellos lo hacen o hacemos por sus grandes descuentos, principalmente en aparatos tecnológicos, tabaco, alcohol y combustible.